EDUCAR EN EL DIÁLOGO: UN DEBER DE LOS CRISTIANOS Y DE LOS
MUSULMANES
MENSAJE CON OCASIÓN DEL ÎD AL-FITR
1421 HÉGIRA/ 2000 AD
Queridos amigos musulmanes:
1. Quisiera, en primer lugar, ofreceros mis más fervientes
felicitaciones con motivo del Îd al-Fitr, con el que concluís el mes
del Ramadán.
El Ramadán es, junto con las otras prácticas religiosas que lo
acompañan, como la oración y la limosna, un tiempo para revisar la
relación con Dios y con los hombres, para volver a El y a los
hermanos. El ayuno es uno de los modos de los que disponemos para
dar culto a Dios, socorrer a los pobres y reforzar los lazos
familiares y de amistad. El ayuno constituye una forma de educación,
porque nos muestra nuestra debilidad y nos abre a Dios,
predisponiéndonos a estar abiertos los unos hacia los otros.
Vuestro ayuno con los aspectos y las modalidades que lo
caracterizan, participa de una práctica común al cristianismo y a
otras religiones. Por lo tanto, este mes constituye un tiempo
propicio durante el cual nosotros, cristianos y musulmanes,
recordamos “los lazos espirituales que nos unen”, según palabras de
Juan Pablo II.
2. Las Naciones Unidas han proclamado el 2001 como “Año
Internacional del Diálogo entre las Civilizaciones”. Este brindará
la ocasión de reflexionar sobre los fundamentos del diálogo, sobre
sus consecuencias, sobre los beneficios que de él podrá obtener la
humanidad. El diálogo de las religiones, el diálogo de las
civilizaciones, el diálogo de las culturas, ¿no son, quizás,
encuentros de hombres que edifican una civilización del amor y de la
paz? Cada uno de nosotros está llamado a favorecer estos diálogos en
sus diferentes aspectos de modo que se puedan apreciar los valores
de las otras culturas y de las otras religiones.
3. Todos aquellos que desarrollan un servicio a favor de los
jóvenes, a nivel educativo, son conscientes, con seguridad, de la
necesidad de educar en el diálogo. El acompañamiento que se da a lo
largo de los caminos de la vida deberá tomar en consideración esa
preparación necesaria para vivir en una sociedad de pluralismo
étnico, cultural y religioso.
Una educación así entendida nos pide, en primer lugar, que ampliemos
nuestra propia visión abriéndola a una perspectiva cada vez más
amplia, que nos permita mirar más allá de nuestro país, de nuestra
etnia, de nuestra tradición cultural y que considere la humanidad
como una familia, en su diversidad y en sus comunes aspiraciones. Es
una educación a los valores fundamentales de la dignidad humana, de
la paz, de la libertad y de la solidaridad. Inspira el deseo de
conocer a los demás, de ser piadosos con ellos, de comprender los
sentimientos más profundos que los animan. Educar en el diálogo
significa suscitar la esperanza de que es posible resolver las
situaciones de conflicto mediante un compromiso a nivel personal y
colectivo.
La educación en el diálogo no se refiere solamente a los niños o a
los jóvenes, sino también a los adultos. De hecho, el verdadero
diálogo es un continuo ejercicio de aprendizaje.
4. En octubre de 1999, una Asamblea Interreligiosa dedicada al tema
“A los umbrales del tercer Milenio, la colaboración entre las
distintas religiones”, reunió en el Vaticano a un grupo de alrededor
de 200 personas, representando a unas veinte tradiciones religiosas.
Estaban presentes 36 musulmanes, procedentes de 21 países que
tomaron parte activa en los trabajos de la Asamblea y en la
redacción de su Mensaje final. El Mensaje afirmaba la importancia de
la educación para promover la comprensión, la cooperación y el
respeto recíproco; también enumeraba las condiciones y los medios de
tal educación: el apoyo a la familia; la ayuda que hay que dar a los
jóvenes para formar sus conciencias; la difusión de una información
objetiva sobre las religiones, sobre todo mediante manuales de
educación religiosa; la revisión de los libros de texto para la
enseñanza de la historia; el respeto a las religiones por parte de
los medios de comunicación social para que cada uno pueda
reconocerse en la imagen que los medios transmiten.
5. La Relación final de esa misma Asamblea también se refería a la
educación, como clave para promover la armonía religiosa mediante el
respeto de las distintas tradiciones religiosas. Parece casi
superfluo repetir lo que los participantes han afirmado a propósito
de la educación. Esta es un proceso que permite no solo promover el
conocimiento de las otras religiones, sino también apreciar al otro
a través de una auténtica escucha y a una estima verdadera. ¿No es,
tal vez, el arte más noble aquel que enseña a respetar y a amar la
verdad, la justicia, la paz y la reconciliación?
6. La oración y el ayuno nos predisponen para desarrollar mejor
nuestros deberes, entre los que se encuentra la educación al diálogo
entre las civilizaciones y las religiones de las jóvenes
generaciones. Quiera Dios ayudarnos para que realicemos dicho
objetivo del mejor modo posible. En esta circunstancia, quiera El
concederos la gracia de una vida serena y próspera y os colme de
abundantes bendiciones. Estamos seguros de que Dios escucha la
oración que se eleva a El con un corazón sincero: tanto para
vosotros como para nosotros, El es el Dios generoso.
Cardenal Francis Arinze
Presidente |